EL CRISTO YACENTE ABRE LAS PUERTAS DE LA CUARESMA EN CONSTANTINA

Después de una década, el Santísimo Cristo Yacente presidió el Vía Crucis de las Hermandades de Constantina.

A las siete de la tarde, la cruz de guía de la Hermandad atravesaba el dintel de la Iglesia de San Juan de Dios para iniciar el vía Crucis. La seguía varias parejas de hermanos y devotos que quisieron acompañar a nuestro Titular portando faroles. Entre ellos, se encontraban miembros de los distintos grupos que conforman la Hermandad.

Para la ocasión, y al igual que se hiciera en su día con el Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, la oración del Vía Crucis escogida fue aquella que elaboraran las Hermanas de la Cruz para la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 201. Lecuras que corrieron a cargo de los grupos parroquiales y las hermandades y cofradías del municipio -Grupos de catequesis, Congregaciones religiosas, pastoral de la salud, pastoral de matrimonios y Cáritas-.

El itinerario escogido pretendía recorrer aquellas calles que guardan cierta vinculación con la Corporación y aquellos barrios donde existe una gran densidad de hermanos, así como pasar por los distintos conventos de la localidad para que las congregaciones que los regentan -Mercedarias de la Caridad, Misioneras de la Doctrina Cristiana y ex-convento de las Jerónimas- pudieran participar de una manera activa del acto.

Es de destacar el paso por las calles Castaño, Erizo y Pósito, donde el cortejo adquirió un gran sobrecogimiento digno de contemplar.

A las ocho y cuarto la comitiva llegaba a la Parroquia de Santa María de la Encarnación donde el Señor ocupó el Altar Mayor para presidir la Santa Misa e Imposición de las Cenizas. 

Al finalizar la misma, el cortejo volvió a formarse para acompañar al Titular hasta nuestra sede canónica, que esperaba totalmente apagada, salvo por un foco que mantenía iluminada a Nuestra Señora de la Amargura. Tras posar las andas del Santísimo Cristo Yacente en el presbiterio de la Iglesia de San Juan de Dios, nuestro Director Espiritual, quien nos acompañó en todo momento, dirigió una última oración rogando por una Cuaresma fructífera y constructiva.

Agradecemos la colaboración de todos aquellos que habéis participado en el acto, por el buen estar mantenido y el respeto demostrado. Que tengáis una buena y santa Cuaresma.